Por
Raúl Gorrín.- No hay estrategia, plan o proyecto
que no haya pasado primero por el pensamiento del hombre. Es allí donde se
incuban las más grandes ideas antes que en ningún otro sitio. Allí surgieron
los grandes emporios empresariales, las instituciones clave de la vida humana y
las grandes proezas, todo.
El pensamiento estratégico busca el aprovechamiento
de las oportunidades, al tiempo que permite prever las amenazas antes de que
tengan lugar en la ejecución de todo proyecto.
Hay tres componentes básicos que constituyen
el pensamiento estratégico, a saber, el pensamiento lógico, el crítico, y el
creativo.
El pensamiento lógico tiene que ver con la comprensión,
formulación, análisis y evaluación de argumentos.
El pensamiento crítico se refiere a la
identificación y resolución los problemas.
El pensamiento creativo es opuesto al reproductivo
el cual es rígido, generador sólo de ideas rutinarias y nada originales.
Cuando se pone en práctica el pensamiento
estratégico surgen una serie de preguntas que es fundamental contestar con
claridad y precisión, las cuales están referidas a la meta a alcanzar, la
posición en que se encuentra el individuo al momento de plantearse los
proyectos, hacia dónde quiere llegar y cómo quiere y puede hacerlo.
Las respuestas que el pensamiento estratégico
busca al establecimiento del punto en que se encuentra la organización, cómo ha
llegado a este sitio, qué efectos y consecuencias pueden traer las distintas
estrategias que se pueden implementar.
El pensamiento estratégico persigue un
propósito con el cual permite indagar sobre futuros desafíos.
Igualmente, el pensamiento estratégico
procura el desarrollo de las visiones del individuo así como de sus capacidades
para llevar a cabo los planes y proyectos. Es decir, el pensamiento estratégico
quiere ir más allá del mero plan, quiere ir a la ejecución, a la
materialización de los proyectos.
La creatividad forma parte esencial del
pensamiento estratégico y se dirige a la comprensión y entendimiento de la
forma cómo deben funcionar los procesos. Necesita digerir la estructura y todos
los elementos que comprenden el problema a resolver. Ello le permite una visión
amplia y la posibilidad de resolver en perspectiva.
El resultado del pensamiento estratégico
son ideas efectivas, soluciones reales, originales que se traducen y convierten
en productos que vienen a solucionar necesidades.
El pensamiento estratégico forma y conforma
personas dispuestas al trabajo, a la investigación y exploración, a la
experimentación, a la búsqueda de nuevas formas. Al mismo tiempo, estimula el
dialogo, la reflexión y el pensamiento sistémico.
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