Por
Raúl Gorrín.- En anterior entrega hicimos
referencia al mobbing o acoso laboral
y en esta ocasión queremos seguir profundizando en este alarmante e interesante
tema. Específicamente haremos mención a las fases que comprende este problema,
las cuales se desarrollan de acuerdo a un patrón que siempre es el mismo.
Este hecho de la repetición de las fases es
algo que llama considerablemente la atención de los especialistas en materia,
pues los casos ocurren casi al calco el uno del otro, según se recoge de las
situaciones narradas por las víctimas.
El análisis de los expertos los ha llevado
a establecer que de acuerdo a cómo se desarrollan los acontecimientos, el
proceso completo de acoso laboral tiene una duración aproximada de un año.
Dichas fases son cuatro que pueden,
incluso, solaparse unas con otras. Así tenemos el mobbing comprende la fase de seducción, la fase de manipulación o
maltrato psicológico, fase de confrontación, y fase de violencia física mayor.
Veamos en detalle:
La fase de falsa seducción comprende el
periodo en el que el acosador se hace “amigo” de la víctima. Se trata de un
tiempo en el que el acosador procura ganarse su confianza con el objetivo de
extraerle toda la información posible sobre su vida personal.
Durante la seducción el acosador indaga
sobre las cualidades, habilidades y debilidades de la víctima. La analizará a
profundidad para determinar su capacidad de defensa y de confrontación.
Ante su futura víctima, el acosador se revestirá
de una imagen amigable, solidaria, y afectuosa, lo cual procurará hacer, no
solamente en presencia de su próximo acosado, sino de todo el entorno en
procura de la estima colectiva.
Para ello proyecta una imagen de persona
amable y bondadosa. Esta imagen, que suele proyectar a todo el grupo, hace que
todos hablen bien de él y que la víctima acabe confiando en ella y que no pueda
prever los futuros ataques.
Los acosadores no quieren correr riesgos y
por eso analizan muy bien el panorama antes de actuar.
Y es que los acosadores son cobardes por
naturaleza. No quieren correr el riesgo de enfrentarse a alguien que pueda
responderles y ganarles.
La segunda fase es la de la manipulación o
maltrato psicológico, en la cual el acosador inicia sus ataques a través de
pequeñas pruebas. Es un periodo para tantear el terreno. El objetivo es
comprobar que, efectivamente, el acosado no es capaz de defenderse.
Del mismo modo, el acosador se encargara en
este tiempo de ir dañando la imagen de su víctima ante el resto de las personas
de la organización.
Este es un periodo en el que el acosador
quiere desestabilizar psicológicamente a su víctima, quiere anular sus
defensas, su capacidad de reacción y para ello se vale de una serie de
herramientas, tales como la comunicación perversa, el sarcasmo, la burla, el
menosprecio. La víctima se siente confundida pues no comprende la razón del
comportamiento.
Cuando la víctima procure aclarar el
victimario se negará bajo el alegato de que no existe conflicto alguno y moverá
las fichas de tal manera que la víctima terminará pidiendo disculpas. El
victimario se vale de un lenguaje de insinuaciones y tonos de voz que pasen
desapercibidos ante los demás pero que sean comprensibles para la víctima.
Igualmente el acosador procurará generar sentimientos de culpa en la víctima y
buscará apoyo en otras personas igualmente insensibles.
En la fase de confrontación el acosador y
el grupo de seguidores que siempre procura conformar en torno suyo, inicia una
serie de ataques sistemáticos contra la víctima. Para ello recurre a la violencia
verbal a base de insultos, amenazas, insinuaciones, etc.
Esta fase ocurre cuando el acosador siente
que ya su víctima está acorralada, sus ataques irán creciendo en agresividad,
pues el objetivo es destruir al acosado, con tal arte de manipulación que a los
ojos del colectivo la víctima parecerá la responsable de lo que le está
sucediendo.
En caso de que la víctima reaccione rebelándose
se despertará en el acosador un sentimiento de odio y furia. En caso de que recurra
a la violencia física, esta será de poca intensidad.
Por último, está la fase de violencia
física mayor, a la que solamente llegan aquellas víctimas que tienen una gran
resistencia. Durante esta etapa se solapan los insultos verbales con la
violencia física.
Como referimos, no todas las víctimas
resisten llegar a esta etapa y antes renuncian a su puesto de trabajo, se van
de permiso médico, con lo que el acosador se siente vencedor.
En caso de resistir y llegar a esta etapa,
la víctima ya se reconoce como tal y sabe que no es responsable de la tortura
sistemática de que es objeto.
Este es un periodo de peligro para la
víctima pues, incluso, su integridad física está en juego.
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