Por
Raúl Gorrín.- Uno de los aspectos más valorados por
los clientes de una organización es la atención que recibe. No pocas empresas o
emprendimientos pierden gran cantidad de su clientela por culpa de una mala
atención.
La gestión del cliente es un asunto vital
que debe ser atendido con sumo cuidado y detalle. No puede dejarse al azar, a
la improvisación. Un cliente satisfecho es la mejor propaganda para un negocio.
Una mala experiencia puede ser recordada por años marcando con ello a las
organizaciones.
La situación es preocupante, pues algunos
estudios revelan que un tercio de los clientes abandona las marcas por la mala
atención, mientras que un alto porcentaje de los directivos empresariales no
valora la buena experiencia con el cliente como un asunto fundamental.
Esta es un situación que se produce tanto
digital como presencialmente.
Los datos del cliente son una importante
herramienta para conocerlos y, por ende, atenderlos para dar respuesta a sus
interrogantes y satisfacer sus necesidades.
El cliente es el centro de toda
organización, la joya de la corona, por lo que todos los esfuerzos por
atenderlos y proporcionarles un servicio esmerado, son pocos. La atención al
cliente es el motor de las organizaciones.
Si un cliente llega a su negocio o accede a
su portal digital, debe ser atendido como si fuera el único. De no sentirse
valorado por usted, sencillamente el cliente con las mismas que entró, pues
saldrá de su empresa o página web.
La buena atención al cliente es una suma de
detalles altamente valorados, como el trato personal, el recibimiento, las
respuestas oportunas, la manera cómo atienden sus llamadas telefónicas o responden
sus correos electrónicos, así como el esmero al momento de solucionar sus
problemas. Todo influye, todo suma.
Y es que más que el precio, el cliente
valora más la buena atención y está dispuesto a pagar un poco más por
recibirla.
Para muchas empresas, el producto es lo
principal. Un gran error. La diferencia está es en el servicio.
Como una solución a este asunto, algunas
empresas están recurriendo a la externalización de la atención al cliente, es
decir, contratar a compañías especializadas que se encarguen de ello. Lo malo
de esto es que quienes prestan el servicio caen no pocas veces en el error de
automatizarse, de convertirse en unos robots que ofrecen un trato impersonal,
algo a lo que los usuarios le huyen.
Así que si no quiere que su negocio se vaya
al traste ponga ojo avizor a la atención al cliente que en él se brinda. Es un
asunto vital.
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