Por Raúl Gorrín.- No es caridad, ni una obra
buena que se hace para ganar indulgencias, no, es una imperiosa necesidad de la
sociedad, una exigencia que deben plantearse todas las organizaciones: el
empleo inclusivo.
Comencemos
por definir el empleo inclusivo como el puesto de trabajo o la actividad
laboral que está dirigida o adaptada a aquellas personas que tienen algún tipo
de limitación o discapacidad, sea esta de tipo físico, intelectual, emocional,
etc.
Hay
que advertir que el empleo inclusivo no es igual al negocio inclusivo, pues
mientras el primero tiene que ver con el poner en práctica medidas para mejorar
la empleabilidad de un sector con algunas peculiaridades físicas,
intelectuales, etc., el segundo está referido a los proyectos empresariales que
incluyen a un grupo con dificultades económicas o de inserción, pero el cual no
necesariamente sufre limitaciones físicas o psicológicas.
La
era digital y sus avances ha permitido que el empleo inclusivo, el cual no es
una novedad sino de vieja data, haya experimentado un gran auge pues, por un
lado, ha facilitado el que se impartan cursos y programas de adiestramiento ya
sea de manera presencial o por videoconferencia o teleformación, con miras a
brindar una mejor calificación a estos colectivos en management o dirección de
empresas.
Por
otro lado, la transformación digital a través de la popularización del
teletrabajo o trabajo a distancia vía internet ha facilitado la incorporación
de profesionales jóvenes y senior con limitaciones que ahora pudiendo trabajar
desde su casa han vencido una serie de barreras, entre ellas las
arquitectónicas.
La
propia búsqueda de empleo ya es mucho más fácil para las personas con alguna
discapacidad, gracias a la facilidad de las comunicaciones digitales. Los
avances en este sentido han sido muy grandes, por cuanto ahora existen portales
creados para la búsqueda de empleo para personas con discapacidad.
Un
debate se mantiene respecto al tema y es que algunos consideran que implementar
medidas que favorezcan el empleo inclusivo puede generar mayores diferencias y
promover más desigualdad.
Lo
cierto es que el empleo inclusivo es una gran necesidad dado el alto porcentaje
de personas con discapacidades que es necesario incorporar a la vida
productiva. Esta es una realidad ante la cual las organizaciones no pueden
permanecer indiferentes.
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