Por Raúl Gorrín.- Los modelos de las empresas del futuro se
están definiendo y construyendo hoy día, pues es una tarea que no se puede
dejar para mañana. Las empresas y emprendimientos tienen que reinventarse
constantemente para poder sobrevivir en tiempos de vertiginosos cambios.
Para los pesimistas advertimos: Los cambios son
oportunidades y estas hay que aprovecharlas cuando se presentan, pues si no lo
hacemos, simplemente les tamos cediendo nuestro lugar a otros.
Cada época ha supuesto cambios que le han dado vuelcos
increíbles a la forma de organización de las sociedades donde se han operado,
sino echen un vistazo a la mitad del siglo 15 cuando la imprenta hizo su
aparición, o a los distintos estadios de la revolución industrial.
Igual lo estamos viendo desde que Internet entró en escena y
la digitalización ha comenzado a operar en todas las áreas de la vida humana.
No lo negamos, este fenómeno le ha apretado el acelerador al proceso de
transformación social.
Todo está cambiando, la sociedad, las organizaciones, las
instituciones, los gobiernos.
La tecnología abandera la transformación del mundo y, en
particular, las relacionadas con la información y las comunicaciones, mejor
conocidas como TICs.
La principal característica que está adquiriendo el proceso
de cambios en la actualidad es la movilidad que se hace posible por la explosión
de los puntos de contacto a internet. Ahora es posible conectarse desde casi
cualquier parte desde una serie de dispositivos que han ido surgiendo conforme
el ingenio humano les ha dado entrada. Así las empresas han dejado de estar
enclavadas en un solo lugar para ubicarse en la multiplicidad de sitios desde
donde se pueden conectar los hombres y mujeres que las integran.
Una verdadera revolución que ha permitido nuevas modalidades
de trabajo, como el teletrabajo, la flexibilidad horaria, así como otras
maneras de mercado a través del comercio digital, por ejemplo.
No conforme con eso, ahora es posible cargar consigo los
inmensos archivos de las organizaciones a través de las nubes y acceder a ellos
mediante un sencillo clic. La información, pues, ha dejado de residir en un
solo lugar. O mejor, se encuentra en un solo lugar pero se accede a ella desde
multiplicidad de sitios.
Pero la conectividad no se da solamente entre empresas y sus
trabajadores, no, también es posible entre todas las personas que se conectan a
las redes sociales.
Toda esta estructura de la que estamos siendo testigos y
protagonistas está, a su vez, generando conocimiento y manejo de datos sobre
los mercados, sus componentes, los clientes, sus intereses, sus exigencias,
etc.
Y cada espacio de este mundo hiperconectado constituye un
nicho de mercado y una oportunidad nueva de negocio. Sólo es cuestión de afinar
la mirada para hacer surgir las oportunidades que están ocultad detrás de cada
circunstancia solamente esperando ser descubiertas.
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