Por Raúl Gorrín.- Los emprendedores y los líderes de equipos
de trabajo deben reunir una serie de atributos y cualidades para llevar a cabo
su labor de manera idónea.
Esto es sumamente importante, pues quien está al frente de
una organización o un grupo de trabajadores debe ganarse el respeto y
reconocimiento de sus subalternos. Atrás quedaron los tiempos en los que el
“jefe” se caracterizaba por los gritos que emitía o el miedo que infundía.
Pero es cuestión que puede cultivarse y aquí le decimos
cómo.
1. Escuchar a los integrantes del equipo de trabajo.
Esto es fundamental y por ello se constituye como la primera
gran característica de un buen líder el saber escuchar a los integrantes de su
grupo, a sus subalternos. Y es que los buenos jefes saben que, como todo ser
humano, están muy lejos de ser perfectos e infalibles y quieren saber qué
piensan, cuál es su opinión sobre los distintos aspectos de la organización y
el trabajo.
Descalificar las ideas del personal suele ser una tendencia
en algunos jefes que se creen dueños de la verdad absoluta. El destino de
quienes mantienen esta actitud suele ser el fracaso. Así que abra muy bien sus
oídos y escuche lo que sus trabajadores tienen que decirle, así no sea de su
agrado.
2. Analizar las propuestas de manera crítica.
Directamente relacionado con lo anterior es ser crítico con
los planteamientos de los trabajadores. No todas las ideas son buenas. Escuchar
no significa aprobar automáticamente, sino hacerlo respetuosamente pero de
manera crítica.
Es preciso que el buen líder sepa discernir entre los
planteamientos e ideas que se le presentan. Analizar con imparcialidad los pros
y los contras de los planteamientos. Igualmente está dispuesto a saber el
parecer que los otros integrantes del equipo piensan para hacer una evaluación
y emitir un veredicto.
3. No tener problemas con las críticas.
El buen líder no le tiene miedo a la crítica y hasta
incentiva a sus subalternos a que lo hagan. Es que le interesa obtener el mejor
resultado y por ello se somete al escrutinio sin temor alguno, pues está seguro
de su liderazgo.
El buen líder no toma represalias ante las opiniones que le
son contrarias.
Posee suficiente sabiduría para saber que la crítica
constructiva y el fomento de las buenas relaciones con sus trabajadores,
abiertas a escuchar lo bueno y lo malo siempre con respeto, será una actitud
que redundará en su crecimiento personal y profesional y lo consolidará dentro
de la organización
4. Potenciar las virtudes y habilidades de los subalternos.
El buen líder es observador y sabe identificar y potenciar
las habilidades y virtudes de los integrantes de su equipo de trabajo. Sin el
temor absurdo del jefe que teme ser desplazado, impulsa el crecimiento y
desarrollo de sus empleados.
5. Disposición a apoyar a los subalternos.
Sin temor a que el subalterno crezca y se desarrolle dentro
de la empresa, el buen líder apoya a sus trabajadores. Está lejos de las bajas
pasiones y mezquindades.
El buen líder sabe que esta actitud fomenta las buenas
relaciones, el ánimo y el espíritu de colaboración de sus trabajadores.
6. Formar a los subalternos.
El buen líder no tiene ningún prurito ni freno para
transmitir lo que sabe a sus subalternos. Para ellos esto es una inversión que
redundará en la productividad y el rendimiento del equipo y de la empresa.
Igualmente está presto a promover a sus trabajadores a
nuevas posiciones sin egoísmos de ninguna naturaleza.
7. Mantener un buen clima en el equipo de trabajo.
Trabajar con cordialidad es lo mejor para cualquier líder de
equipo, pues sabe que de esta manera las labores se desarrollan fluidamente y
sin contratiempos, salvo los propios surgidos de las dificultades naturales que
se dan en toda empresa al momento de desarrollarse las tareas.
8. Reconocer los éxitos.
El buen líder reconoce los aportes de sus trabajadores y el
éxito que estos alcanzan ante la jerarquía superior.
Sin embargo, también está dispuesto a cargar con las culpas
cuando ocurren los errores, todo por el interés de mantener el buen clima
dentro del equipo de trabajo.
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