miércoles, 12 de abril de 2017

Negocios internacionales: ¿Por qué y para qué?





Por Raúl Gorrín.- Cuando los mercados internos se han cubierto en su totalidad, las empresas buscan expandirse extra fronteras, así ha sido desde tiempos antiguos, cuando las grandes civilizaciones de la humanidad buscaban nuevos mercados para la colocación de sus mercancías. No hay que olvidar que el contacto de América y Europa comenzó de esta manera, con la búsqueda de una nueva ruta hacia las Indias.

Pero volviendo a nuestros tiempos, definamos en primer término qué son los negocios internacionales. 

Diremos que como negocios internacionales entendemos el intercambio de bienes y servicios que se produce entre agentes pertenecientes a distintos países. Hablamos, por tanto, de un escenario en el que rigen pautas, convenciones, conductas y reglas que van más allá de lo local o regional.

En tiempos de globalización y revolución digital se han reducido las distancias que antes separaban a organizaciones que estaban a ambos extremos del globo terráqueo. Las nuevas tecnologías ponen frente a frente a empresas de todo el planeta y simplifican enormemente los negocios internacionales. Nunca hubo mejor momento para las operaciones comerciales extra fronteras.

Estas tecnologías han hecho que ya el comercio internacional no sea un privilegio de los grandes conglomerados únicamente, sino que es una opción para muchas empresas que quieren explorar escenarios comerciales distintos a los locales.

De hecho, el asunto es ahora una necesidad para las organizaciones que han entendido que el intercambio de bienes y servicios no puede restringirse a los límites que marcan las fronteras del país donde se encuentran ubicadas.

¿Para qué los negocios internacionales?
Pues existen varios motivos y aunque para cada organización operan diversas causas y rigen diferentes expectativas, en general el asunto obedece a la necesidad de expandirse y crecer.

La expansión de ventas es, si se quiere, la primera gran razón. Traspasar las fronteras supone una mayor producción de bienes y servicios y un crecimiento de la colocación de los mismos. Más allá de los límites nacionales, pues sencillamente hay más consumidores que en los mercados locales.

Pero hay una condición para que la expansión funcione: Los productos deben generar suficiente interés  y responder a los estándares internacionales de calidad.

Luego tenemos la obtención de nuevos recursos como otra razón para el comercio internacional. Y es que en ocasiones la motivación es buscar capital, tecnología, información o estrategias de trabajo que son propicias en otros países y no en el propio.

Por último, tenemos la reducción de riesgos, esto se da cuando la razón no es la instauración de una estrategia ofensiva de expansión o crecimiento, sino de protección y defensiva. Esto opera cuando las empresas establecen nexos con organizaciones del extranjero para minimizar los riesgos de las ventas y utilidades cuando los negocios locales no dan el resultado esperado.


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