miércoles, 15 de febrero de 2017

La innovación invade el espíritu de las empresas humanistas



Por Raúl Gorrín.- Hemos citado en varias oportunidades a una nueva expresión de empresas movidas por algo que va más allá del mero deseo de lucro —el cual de ninguna manera puede ser visto como un despropósito— sino que apuntan al bienestar colectivo o simplemente quieren compartir sus beneficios con la sociedad o una noble causa.

Son empresas cuyo objetivo —el del propietario, el colectivo, el de la organización— es simplemente alcanzar la felicidad, con lo que sus actividades, entonces, se enrumban en pos de sus ideales.

Son empresas o emprendimientos en las que la norma principal es que no hay normas, que no hay ataduras que las mantengan aferradas a preconceptos y absolutismos, sino que están dispuestas a la reflexión, al cambio, a la transformación si estos son necesarios para lograr un objetivo.

Y por si esto fuera poco, en estas organizaciones es posible que no haya horarios fijos a cumplir a rajatabla, o que usted puede decorar su espacio de trabajo como le provoque y pintarlo de ese color verde perico que tanto le gusta.

¿Existe un lugar de trabajo como ese?
Pues, créalo que sí.                               

Cada vez este modelo de empresa se expande por todo el mundo. Es la gerencia humanista. La gestión en la que el ser humano es el centro de la organización, donde obviamente las finanzas y el beneficio económico son importantes, pero concatenados al beneficio social y medioambiental. Empresas donde los empleados disfrutan de una gran libertad y tiene control de muchas de las áreas de la institución.
Son espacios donde la innovación y la creatividad juegan un papel importantísimo, vital.

En el modelo de gerencia humanista nadie está al pendiente del horario de los empleados, porque lo que importa es el logro de los objetivos y metas. No están regidas por una pirámide jerárquica, los trabajadores integran la directiva y las decisiones estratégicas son tomadas con la participación de todos.

Estas empresas también promueven la educación no formal en el seno de las universidades, reducen al máximo posible las diferencias y procuran en todo momento la igualdad de condiciones laborales.

En estas organizaciones se quiere que todos trabajen por y para ser felices y no por simplemente tener un empleo que les de sustento económico. Esto último es importante, pero es la consecuencia del ser felices, lo cual, al mismo tiempo, se traduce en productividad.

La innovación y la creatividad permiten la realización y el desarrollo personal y profesional de los trabajadores. Es decir, más felicidad al poder hacer lo que se ama y amar lo que se hace.

Empresas con un modelo innovador con un crecimiento por encima del promedio, con rentabilidad superior y tasas de rotación de personal muy bajas.

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