Por Raúl Gorrín.- Para no pocas empresas de gran envergadura
es una práctica ya habitual el fomentar y promover el espíritu emprendedor
entre sus integrantes, lo consideran vital. ¿Por qué lo hacen? Pues porque les
interesa que todos los integrantes de sus equipos de trabajo, así como sus
directivos mantengan vivo el deseo de crear e innovar, propio de los
emprendedores.
Y es que entre la innovación y el emprendimiento hay una
relación directa, lo uno es condición de lo otro.
Por su parte, las grandes empresas deben en gran medida su
éxito a su carácter innovador, de no haber sido así, difícilmente el negocio
habrían alcanzado la dimensión de gran corporación. Es una situación que se
repite en una y otra gran compañía. Es poco probable que estas compañías
alcanzaran el tamaño y el ascendente en la sociedad que han adquirido si
carecieran de impulso innovador.
Esta es una gran verdad comprobable al ver que son las
grandes empresas las que mayores inversiones hacen en innovación. El constantemente
estar renovándose, el fruto de su innovación permanente las hace más
productivas, rentables, competitivas y sostenibles.
El crecimiento que experimentan estas grandes empresas
innovadoras se mantiene en el tiempo.
La innovación es, pues, para las grandes empresas en el
convulsionado mundo de hoy caracterizado por una severa crisis económica a
escala mundial, la que les permite mantenerse vigentes, pues constantemente
están presentando al público sus novedades. Superar la crisis del planeta pasa
obligatoriamente por hacer cosas nuevas o por encontrar nuevas maneras de hacer
lo mismo.
Y es que las grandes empresas saben que sin el espíritu
emprendedor difícilmente sus equipos de trabajo podrán asumir la innovación, la
creatividad como estrategia en un mundo cada vez actual que requiere de esa
dosis entusiasta que lleva constantemente a la renovación y a la búsqueda de
nuevas maneras de enfrentar la realidad.
Los desafíos del mundo globalizado requieren del esfuerzo
mancomunado de todos sus integrantes. Dar respuesta a las necesidades y
exigencias de los clientes y la sociedad en general amerita del espíritu
guerrerista del emprendedor.
Pero también saben que los emprendimientos son el motor de
la sociedad actual, que ellas no pueden asumir la totalidad de los mercados y
la responsabilidad de dar satisfacción a las necesidades del público. Las
grandes compañías conocen que hay más talento fuera de ellas que en su seno,
que solas no dominarán los avances tecnológicos,
Las empresas de envergadura deben ser impulsoras de los
emprendimientos para generar un ecosistema más innovador.
Las grandes compañías saben que solas no pueden enfrentar el
mundo y son los emprendimientos sus grandes aliados para salir adelante.
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