Por Raúl Gorrín.- Tener un empleo es una bendición, sobre
todo en tiempos de crisis económica global como las que se padece hoy día en el
mundo entero. Pero también, obviamente, es una responsabilidad. Hay que
responder a quien depositó su confianza en nosotros para llevar a cabo
determinado función.
Sin embargo, en no pocas organizaciones pareciera no haber
claridad con respecto a las responsabilidades y funciones específicas que debe
cumplir cada trabajador. Se solapan muchas veces las funciones de un puesto con
el otro y, por ende, las responsabilidades que cada uno debe cumplir.
Horas interminables de reuniones en el seno de las empresas
y emprendimientos y sus direcciones de recursos humanos tratando de definir
quién hace qué y al final decenas de tareas quedan a medio concluir, no se
concluyen a tiempo o simplemente quedan mal hechas.
El asunto se ha vuelto estructural por cuanto estas cientos
de horas de reuniones parece que no conducen a ninguna parte pues las
indefiniciones continúan porque los directivos de las organizaciones no
terminan de ponerse de acuerdo en lo que respecta a las funciones de cada
puesto de trabajo.
Funciones diluidas en varios puestos de trabajo que al final
traen como consecuencia que nadie asuma la absoluta responsabilidad de las
tareas.
La consecuencia es menos productividad y, por supuesto,
menos rentabilidad.
Pareciera que nadie se ha detenido a leer las decenas de
libros que existen sobre administración de empresas en los que se indica cómo
crear un manual de procedimiento.
Esta, aunque no lo crean, es la solución a este serio
problema, pues allí se establece con claridad cuáles son los diversos puestos
de trabajo que debe tener cada empresa y cuáles son las funciones de cada
cargo. Igualmente, se determinan las capacidades y aptitudes con que deben
contar las personas que los ocupen.
Siguiendo al dedillo las indicaciones del manual de
procedimiento es imposible equivocarse, se definen claramente las funciones de
cada puesto de trabajo y el perfil de quien debe ocupar dicha posición.
Esto evita la duplicación de tareas y las confusiones en los
departamentos de recursos humanos.
Igualmente, se evitan los dobles discursos ocurridos al
momento en las contrataciones del personal en donde se prometen villas y
castillos que luego no se concretan. Los manuales de procedimientos impiden
este tipo de situaciones.
Por tanto, le invitamos a desarrollar el manual de
procedimientos de su empresa o emprendimiento en caso de que no lo haya
elaborado. Esto le ahorrará tiempo, dinero y malos ratos que únicamente se
traducen en improductividad y falta de rentabilidad.
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