Por Raúl Gorrín.- Lamentablemente no todos los proyectos de
emprendimiento culminan con éxito, pues un buen porcentaje de negocios a los
que con alegría sus emprendedores abren sus puertas, deben cerrarlas tiempo
después, sumidos en una gran tristeza.
¿Por qué fracasan los proyectos?
Veamos algunas razones:
1. Pensar que se cuenta con un excelente presupuesto.
Al inicio de todo
negocio es preciso contar con un capital que permita su apertura, pero también
es absolutamente necesario disponer de un presupuesto que haga viable funcionar
durante los primeros tiempos el negocio, cuando este debe estabilizarse y
cuando las ventas no son suficientes para cubrir los gastos de funcionamiento.
Cuando se tiene claridad respecto a las limitaciones
presupuestarias es posible entonces maniobrar a objeto de conseguir nuevas
fuentes de financiamiento. Igualmente puede ayudar a establecer una estrategia
para motivar a la fuerza de trabajo a trabajar en procura de incrementar la
productividad y las ventas.
También contribuye a tener una mayor consciencia de los
costos operativos a objeto de reducirlos al máximo, simplificar los procesos.
2. No contar con el
talento adecuado.
Los trabajadores son los principales y más importantes
colaboradores con que cuenta un emprendedor o empresario, son sus mejor aliados
y, por tanto, es necesario que el personal sea el más idóneo, el mejor
capacitado.
No todo el mundo sirve para todo, hay competencias y
habilidades que unos poseen y otros no.
Por tanto, a la hora de seleccionar a los empleados de un
nuevo negocio hay que ser muy cuidadosos para ser acertados en la elección.
El empresario o emprendedor debe ser honesto con sus
trabajadores y consigo mismo.
Buscar el apoyo de una agencia de talento puede ser la mejor
manera de captar el mejor personal.
3. Malas ideas.
Por el entusiasmo que implica el montar un negocio, muchos
emprendedores no atinan a percatarse cuando una idea es mala.
El empecinamiento en una idea en particular, el negarse a
ver los errores, sus debilidades es un camino que lleva directamente al
fracaso.
Lo pertinente es desconectarse de una idea cuando todo
indica que la misma no está funcionando.
Recuerde que es prácticamente imposible convertir una mala
idea en una buena. Eso es perder el tiempo.
4. Dejar todas las decisiones en manos de un comité.
Muchas organizaciones depositan en un comité de expertos la
responsabilidad de tomar las decisiones más importantes. Esto no siempre es la
mejor idea, pues llegar a acuerdos se hace muy cuesta arriba.
La voz cantante la debe tener una persona, quien al final
tome la decisión final sustentado en los consejos y observaciones que le
aporten los demás.
5. No destacar a los responsables de los proyectos.
Muchas veces en las organizaciones se tiende a minimizar la
figura del líder de proyecto. Esto crea confusión en los niveles subalternos,
quienes por lo general no saben a quién hacerle caso.
Los integrantes de los equipos de trabajo deben saber quién
a ciencia cierta está a la cabeza de los proyectos.
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