jueves, 18 de mayo de 2017

Inteligencia emocional: enriquece nuestro trabajo





Por Raúl Gorrín.- La Inteligencia Emocional (IE) nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones de la vida cotidiana. También nos permite desarrollar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará más posibilidades de desarrollo profesional y personal. 

Las emociones son impulsos para actuar, es decir, disposiciones para la acción. Estas tendencias biológicas que están moldeadas por nuestras experiencias pasadas y nuestra educación historia personal y social guían nuestras decisiones, trabajando en colaboración con la mente racional y permitiendo o imposibilitando el mismo pensamiento.

Si observamos nuestro ámbito laboral, vemos como las personas que obtienen el mayor éxito en las empresas no son siempre las que tienen más capacidades, y ni siquiera las que tienen más méritos y eficacia real. Expertos en procesos de cambio personal y coaching, coinciden en que escalar posiciones rápidamente en la empresa depende más que nada de un alto grado de IE y quienes posean este “ingrediente” serán más exitosos, se sentirán más realizados y disfrutarán del respeto de sus directivos, compañeros y subalternos.

La IE es un conjunto de habilidades psicológicas que nos permiten, de un modo equilibrado, expresar nuestras emociones y entender las de los demás. Guía nuestro comportamiento y auto motivación. Nos otorga la capacidad de insistir ante las frustraciones, controlar los impulsos, y regular nuestros estados de ánimo para poder convivir con otras personas.

Hay cinco pilares que sostienen la IE y que permiten ser reconocidos por otras personas en todos los ámbitos. Pero específicamente en el ámbito laboral se tienen muy en cuenta a la hora de seleccionar personas para un trabajo determinado. A continuación los describimos:


La autoconciencia, que es la capacidad para auto controlarnos y reconocer nuestras propias debilidades y fortalezas. También identificar qué habilidades y capacidades reconocen las otras personas en nosotros.
 
La autorregulación, en las empresas, cuando se selecciona nuevo personal de trabajo, se le da mucha importancia a las experiencias vividas, a la reacción de la persona y si fue capaz de seguir adelante. Esto es una especie de maduración, sinónimo de auto regulación.

• La auto motivación: significa tener fe en nosotros mismos, en lo que se es capaz de lograr para así poder convencer a los demás. Es una actitud ante la vida y debe lograrse y formarse desde pequeños. La persona que no cree en sí mismo tendrá muchas dificultades en lograrlo en la adultez.

• La empatía: es la capacidad de poder ponernos en el lugar del otro para saber como influirá lo que yo digo sobre la inteligencia emocional del otro y la valoración del impacto.

Las habilidades sociales: si bien todos tenemos habilidades sociales porque se aprende desde el hogar, en la infancia, es bueno mejorarlas y practicarlas observando a quienes las manejan mejor. Una persona será más competente si logra relacionarse efectivamente con los demás para inducirlos a la acción requerida.




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