Por Raúl
Gorrín.- Ser paciente no es aguantar sin fin una situación o a una persona. Los
expertos en psicología positiva afirman que la paciencia está relacionada con
la asertividad.
Muchos
de los problemas que presentamos en el día a día son dificultades de
comunicación. Los venezolanos vivimos en un continuo estado de estrés, siempre
estamos apurados. Presionados por el tiempo, las colas, la inseguridad, las
marchas etc. Estamos en riesgo de perder la paciencia.
En un país tan agitado como Venezuela, es momento de cultivar esta actitud y la consideración con nosotros mismos. Seguidamente ofrecemos estas consideraciones sobre este tema:
En la medida de las posibilidades en nuestro hogar es imprescindible que desde pequeños vayamos enseñando a los niños a esforzarse para conseguir aquello que desean, a saber, esperar, a tolerar la frustración cuando no se consigue lo que uno quiere o no salen los planes como los habíamos imaginado.
Cuando la perdemos deberíamos reflexionar y preguntarnos ¿por qué hemos llegado hasta aquí? Puede que nunca nos haya pasado y sea algo puntual, esto puede ser signo de que estamos sometidos a mucho estrés y de alguna manera nos sentimos presionados, hemos aguantado mucho y al final hemos explotado.
Si se da una situación puntual habrá que intervenir en ese estado de estrés, identificando los factores estresantes que hay en nuestra vida y actuar sobre ellos. Por otra parte, debemos aprender a identificar los primeros signos de malestar y enfado: como por ejemplo sentir calor, palpitaciones y empezar a subir la voz.
Debemos utilizar diferentes estrategias para que una vez identificados los signos de que estamos perdiendo la paciencia y estamos a punto de explotar las pongamos en práctica. Estas podrían ser: respirar profundo, contar hasta 10, beber agua, distraernos, imaginemos algo positivo. Esto nos ayudara a salir de la situación y volver a estar tranquilos.
Caminar es uno de los ejercicios básicos a la hora de cultivar la paciencia. Hace que nuestro cerebro sea más creativo y encuentre así diferentes formas para resolver un conflicto de aguantar o estallar a la primera provocación.
El silencio: hay que dejar de ver el mundo como una competencia para ver quién responde más rápido ante una situación. El silencio es una de las formas para que encontremos tranquilidad antes de responder a una provocación. Si sentimos que nos sube calor por el cuerpo o tenemos escalofríos ante un hecho o lo que ha hecho o dicho una persona, es mejor quedarnos callados.
La paciencia se cultiva, también, buscando la calma en momentos de tensión o situaciones difíciles: si una discusión con alguien está escalando a límites insospechados, entonces es mejor que dejemos el asunto hasta ahí y solucionar después.
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