Por Raúl Gorrín.- Con esta entrega culminamos la serie que
hemos venido presentando a ustedes sobre la sofrología, una disciplina
científica que brinda importantes herramientas para lograr la salud y la
felicidad. No agotamos el tema, muy probablemente luego sigamos hablando de
esta ciencia, pero hoy refirámonos a otras aplicaciones —además de las señaladas
en estos días— que tiene la sofrología.
Se trata de aplicaciones que tienen que ver la vida diaria
de la persona quien a través del dominio de técnicas sencillas puede hacer
frente a situaciones como la eyaculación precoz, los hábitos de fumar y beber
alcohol, las relaciones disfuncionales de pareja, y el insomnio, entre otras.
En el caso del insomnio existe un ejercicio específico que
le permite a la persona verse a sí misma durmiendo en la postura y condiciones
en que le gustaría hacerlo, sintiendo que nada ni nadie es capaz de perturbar
su sueño. Estos ejercicios deben realizarse en momentos diferentes al acostarse
y al despertar, incluso, durante el trayecto a su trabajo. Asimismo, se le
enseña a visualizarse durante un amanecer placentero y lleno de energía y con
muchos deseos de emprender sus tareas diarias.
Luego el individuo debe
estirarse y desperezarse, como si hubiese dormido realmente. Se trata de un
entrenamiento que a la larga permitirá esta nueva manera de comportamiento.
En el caso de las relaciones disfuncionales de pareja, el
sofrólogo deberá, durante los ejercicios de relajación y concentración,
hablarle de ciertos valores como la libertad, la responsabilidad, el afecto, la
amabilidad, la gentileza, la dignidad, induciendo en la persona su aplicación.
La mujer debe aprender, por ejemplo, que no puede permitir
seguir siendo un objeto de placer del varón, sino que es un ser digno de un
mejor y más amoroso trato, de efecto, solidaridad y respeto.
Entre otras aplicaciones, encontramos el parto sofrónico,
que consiste en enseñar a la futura madre a visualizar las contracciones del
útero como un momento para concentrarse y relajarse. Esto a través del uso de
determinadas técnicas.
Y es que el gran temor de la futura madre es al dolor
producido por las contracciones del útero. En tal sentido, se procede a
entrenar a la mujer en la aplicación de técnicas específicas heredadas de la
cultura yoguita de la India, del yoga tibetano y del zen japonés, que utilizan
la concentración para aprender a relajar solamente un grupo de músculos.
En el entrenamiento previo al parto ella aprende que al
sentir la primera contracción el cuerpo se le relaje y así pierde los temores,
tiene un parto muchísimo más tranquilo y feliz, entre otras cosas porque tendrá
mucho menos sangrado, el feto está permanentemente oxigenado y el tiempo de
cicatrización es un 30 por ciento mayor. La mujer utilizará las contracciones
uterinas como un condicionamiento para tranquilizarse y relajar el piso
pélvico.
Como puede verse, las aplicaciones de la sofrología son
muchas, siendo que todas las prácticas son de fácil realización, siempre con el
entrenamiento y la orientación adecuada.
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