viernes, 7 de abril de 2017

La imagen personal: nos posiciona como exitosos





Por Raúl Gorrín.- Recordemos esa popular expresión venezolana, la cual dice que la primera impresión es lo que cuenta. La imagen personal es nuestra carta de presentación frente al mundo. En los negocios, como en la vida real, las primeras impresiones lo son todo. ¿Sabías que psicólogos positivos sostienen que los demás nos juzgan a los 20 segundos de habernos conocido? Seriedad, distancia, proximidad y confianza; jovialidad y dinamismo pueden ser una clave para que nuestra imagen contribuya al éxito.

La imagen personal es nuestra carta de presentación frente al mundo. Ella se construye no sólo a través de la vestimenta sino a través de una gran diversidad de variables. Si aprendemos a manejar los distintos elementos que conforman nuestra imagen tendremos más oportunidades de causar una buena impresión en nuestro entorno. Aquí unos consejos a tomar en cuenta:

* La propia conducta. Se trata de prestar atención a cómo nos desenvolvemos e interactuamos con los demás. Dentro de este aspecto, está la comunicación no verbal, por ejemplo, la forma en que miramos o los gestos que hacemos (incluyendo el uso de las manos y cómo sonreímos). Todo proyecta una imagen de nosotros en nuestro destinatario, mucho más fuerte que las palabras mismas.
* La proxemia. Tiene que ver con cómo manejamos el espacio en el que estamos. Este tema es muy importante particularmente en las entrevistas laborales. Por ejemplo, si nos indican que entremos a una sala de reuniones para esperar al entrevistador, el lugar donde nos ubiquemos dará un mensaje acerca de cómo percibimos nuestro rol en esa situación.
* La vestimenta. Por ejemplo, si vamos a una entrevista de trabajo debemos seleccionarla cuidadosamente. Lo que se busca en estos casos es la sobriedad, que acompañará a nuestro comportamiento y a las palabras que utilicemos. Lo que decimos con las palabras debe quedar manifiesto también en nuestra apariencia. En este aspecto, una falta de sincronía entre lo que expresamos y lo que mostramos suele perjudicarnos muchísimo.
*En atención al cliente. Pongamos por ejemplo que trabajamos de cara al público y hemos de convencer a los potenciales clientes para que compren nuestros productos. Si tenemos una imagen fría, seria y con un tono de voz aburrido no conseguiremos que nadie se nos acerque. Por otro lado, si es accesible y da confianza será mucho más fácil entablar una relación o primer contacto.
*El tono de voz. Lo que manifestamos con nuestras palabras es relevante. La manera en la que decimos las cosas, el tono que les damos a las palabras y la modalidad todo eso da cuenta de nuestra percepción y nuestros sentimientos. El sentir, la energía y hasta la forma de modular que pongamos al hablar, hará variar por completo la respuesta del otro, aunque nuestro discurso sea el mismo.

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