Por Raúl Gorrín.- La responsabilidad social empresarial ha
generado iniciativas francamente interesantes y significativas en pro de
mejorar el medioambiente sin que ello signifique que las organizaciones tengan
que renunciar al objetivo de ganar dinero.
No se trata de una opción sino que la única vía que, a la
larga, la sociedad tiene es integrar el concepto de responsabilidad social
empresarial al eje central de las organizaciones. Es imperativo que así sea. Es
el único camino y a ello se llegará tarde o temprano.
¿Por qué decimos esto?
Pues, porque la supervivencia de las empresas y
emprendimientos depende de aquí sea.
Ello redundará en productividad, rentabilidad, pero también
sustentabilidad, salud del entorno y fidelidad de la clientela. De allí a la
felicidad, sólo será cuestión de un paso. Ojo, cuando hablamos de felicidad no
nos referimos a la mera emocionalidad, sino al estado de bienestar y progreso
que se logra cuando se sintonizan los intereses comerciales con los del ser
humano, los de la sociedad y el medioambiente.
No es una tesis peregrina, no, es factible y ya muchas
iniciativas empresariales así lo comprueban. Son organizaciones que destacan
por el impacto y la manera como abordan conceptos sociales, ambientales y de
inclusión.
Y es que la responsabilidad social empresarial ha
trascendido de las meras acciones filantrópicas a un elemento estratégico de
las organizaciones que han comprendido que es perfectamente posible el lucro
empresarial sin que esto conlleve el deterioro ambiental.
La evolución del concepto de RSE apunta hacia la concreción
de alianzas empresariales con los estados y la sociedad civil en procura del
crecimiento y desarrollo económico sustentable. Es un esfuerzo mancomunado en
el que se apuesta a mantener una relación ganar-ganar de todas las partes.
En América Latina destaca Centroamérica, que se ha
convertido en pionera de la responsabilidad social empresarial a través de un
esfuerzo conjunto que involucra a seis países de la región. Se comparte
estrategia, metodología, objetivos, metas.
Es toda una red que trabaja mancomunadamente para integrar
los aspectos económicos propios de cada organización, tales como la competitividad
y la calidad del empleo, con el impacto social positivo del sector privado,
todo desarrollado dentro de una estrategia que procura la protección del
medioambiente y la gobernabilidad.
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