Por Raúl
Gorrín. Hay muchos ejemplos en la historia empresarial que demuestran
cuan dañino puede ser para una empresa la actitud antiética o desagradable de
algunos empleados. El daño puede ser tan grande que inclusive puede llegar
acabar la reputación de una empresa y hasta la quiebra del negocio. Es por ello
que los expertos tratan de concientizar a las empresas para aplicar métodos de
sinceración entre los empleados para evitar que se llegue a situaciones que
pueden ser el inicio del fin de la organización como tal.
Hace unos
años, se produjo una situación que permite ilustrar este ejemplo del que
estamos hablando. Sucedió en la cadena norteamericana Domino’s Pizza en el 2009, dos empleados en Carolina del Norte
(EE.UU.), hicieron un video y lo publicaron en las redes sociales, donde se
mostraba cómo preparaban una pizza con acciones desagradables lo que generó
millones de visitas, lo que se transformó en una verdadera pesadilla para la
compañía trasnacional que obligó a la empresa a publicar otro video donde
explicaba que las acciones de dos empleados impactaron la empresa y amenazaban
con un cierre.
Descubrir
si hay empleados que no sienten compromiso con la empresa es un reto que tiene
la gerencia, ya que el descuido en este tipo de asuntos puede tarer como
consecuencia que se produzcan acciones que traigan como resultado el desplome
de la reputación de las empresas. Vale destacar que las organizaciones no
estaban acostumbradas a lidiar con las redes sociales, que se han convertido en
una parte vital del llamado no mercado. Lo que indica que las redes sociales
pueden ser una amenaza real y en otros casos una gran oportunidad para el
negocio.
Con las
redes sociales la llamada sociedad civil se activó y se convirtió en una
hojilla de doble filo para las organizaciones que en oportunidades son víctimas
de las nuevas tecnologías, lo que obliga que las empresas pongan en marcha una
nueva estrategia orientada a crear confianza basada en la transparencia.
Con las
redes sociales y las nuevas tecnologías las empresas que no sean transparentes
perderán oportunidades que otras aprovecharán. Hay que preparar al
personal y la dirigencia empresarial para asumir los nuevos retos que trae
consigo el mundo globalizado.
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