“Lo importante no es llegar, sino saber mantenerse, para ello se requiere no solo de voluntad y deseos, sino también de saber hacer”.
Es la
tesis que aplica el empresario venezolano Raúl
Gorrín, quien refiere que el efecto más visible de una crisis es la
disminución del nivel de actividad económica, tanto en la producción de bienes,
como en los servicios.
“Ante semejante panorama se imponen por un
lado las medidas de ajustes y por otro las destinadas a corregir el rumbo para
salir en el plazo más breve posible de la recesión y encauzar el crecimiento.
Nada fácil, porque la economía no es una ciencia exacta ni se puede
experimentar en un laboratorio”, indica Gorrín.
Agrega
que resulta primordial conocer la situación que tiene la organización,
porque en base a esto se pueden establecer las acciones a desarrollar e
implementar. Ante ello explica “no todas las empresas estarán expuestas al
mismo nivel de riesgo en una crisis, aunque esto no solo depende de sus fortalezas,
sino también del grado de incidencia que tengan los factores externos. Si bien
las recetas no existen, sí que existe la lógica, asociada ésta al buen
funcionamiento de la organización, al saber hacer y al análisis estratégico,
que será quien permita establecer las pautas a seguir en función de la
coyuntura”, sostiene.
Para Raúl Gorrín, las acciones que deben
considerar las empresas en tiempos de crisis son las siguientes:
-
Detectar las reservas existentes. Esto se
asocia directamente con la reducción de gastos. Las mejoras en la organización
interna, el rescate de clientes, el uso intensivo de los equipos e
instalaciones, la liquidación o arriendo de activos ociosos, también son
reservas a considerar, que pueden conducir a la reducción de gastos, pero
también al aumento en las ventas e incluso la eficiencia.
-
Eliminar los inventarios ociosos. En medio de
la bonanza se pierde la perspectiva de que lo que no rota sigue generando
gastos, sencillamente porque ocupa espacios en el almacén. Por ésta sola razón
debe buscarse la manera de sanear los inventarios, pero como una acción
permanente.
-
Identificar la situación financiera de los
clientes. Siempre es bueno saber quiénes son los clientes de la empresa, porque
en cualquier momento se pueden presentar casos de morosidad, pero en tiempos de
crisis se hace imprescindible evitar caer en la tentación de vender sin las
debidas garantías de poder cobrar. La falta de liquidez es una de las
consecuencias más evidentes de la crisis, con lo cual se limita la capacidad de
mantenimiento de la actividad empresarial, porque se carece de los recursos
financieros para comprar y pagar.
-
Evitar los gastos superfluos. Si algo no debe
hacerse bajo ninguna circunstancia es gastar en cosas prescindibles, por ello
es necesario definir qué es prescindible y que no.
-
Aplicar la ley del 20 por 80 en las compras y
en las ventas. Significa comprar y vender lo que más se demanda y lo que más
aporta a la empresa, desechando lo que aporta poco o que resulta más difícil de
realizar.
Finalmente
expone “lo más efectivo será trabajar en
los períodos de crecimiento sin perder de vista los de declive”.
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