Por Raúl Antonio Gorrín. Aunque a muchos al inicio del milenio les parecía una locura el éxito de la economía compartido, 15 años después se demostró que los críticos de esta nueva tendencia económica mundial estaban equivocados, y cayeron en las críticas feroces fuera de lugar. Es innegable el incremento de la economía compartida en todo el mundo. Vale destacar que la economía compartida ha crecido tanto que muchos expertos han empezado afirmar que el auge de esta tendencia ha trastocado los negocios tradicionales en varios sectores de la economía.
Vale destacar que la economía compartida está compuesta por individuos privados quienes de igual a igual comparten sus bienes con un beneficio para todas las partes. ( en inglés se señala como peer to peer, ó p2p). En la nueva tendencia de economía compartida la gente común y corriente comparte sus bienes, por dinero, es decir por lucro. Las personas que usan esas propiedades pagan menos que lo que pagarían normalmente en el mercado tradicional. Ejemplo, la gente prefiere pagar menos en hoteles, por ello los líderes de la economía compartida crearon Airbnb que permite que la gente vaya a todos los lugares y se aloje en casas familiares por la mitad del precio que pagaría en un hotel.
Esta economía tiene los dueños de las propiedades que ofrecen su uso por un costo más bajo que el establecido en el mercado, los intermediarios que han surgido para ofrecer los servicios de individuos y los consumidores de este tipo de servicios que cada día se multiplican aterrando a la economía establecida en base a otros parámetros.
Son innumerables los nombres que han surgido en este mercado, entre ellos se destaca el caso de Uber, blablacar, Airbnb, Wimdu, ZipCar, mealshare, entre otros.
El crecimiento de la tendencia de intercambio entre iguales se basa en el novísimo concepto del consumo colaborativo dado a conocer por Rachel Botsan cuya creencia es que en los próximos años la gente dará mayor importancia al acceso y posibilidad de uso de los bienes y no a la propiedad, es decir, en lugar de acumular posesiones la gente preferirá compartir las que tiene y ganar a cambio dinero. es decir, compartir en lugar de tener como base del sistema económico.
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En América Latina ésta tendencia no se ha afincado aún como sí ocurre en Europa o Estados Unidos, pero como siempre ocurre, la región se irá adaptando poco a poco a las nuevas formas que reflejan mecanismos más accesibles para la gente común. Vamos a esperar cómo se produce. Raúl Antonio Gorrín.
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